Ha llegado el momento, no te quedes parado.
Ha llegado el momento, no te quedes parado.Unas líneas sobre nuestros cuerpos.
Espero que todos seamos iguales, aunque sé que no es así. Pero para los que piensan como yo: los que no cultivamos el culto al cuerpo, como hacían los antiguos griegos, ni somos Hércules, ni Afrodita, según sea el género de cada uno. Ha llegado el momento, no te quedes parado.
Busca, encuentra y seguro que tienes algo ya comprado en casa. Que no le has dado mucha, poca o nula utilidad, zapatillas, camisetas, short, unas pesas, unas cintas, saca del trastero la bici estática, quitadle las moléculas añejas y dadle un poco de lustro. Ha llegado el momento, no te quedes parado.
Poca vergüenza se pasa con uno mismo: me veo al espejo y estoy como siempre, ya conozco cada arruga, cada musculo, pinzamiento o dolor. Falta o sobra de pelo, kilos de más o menos, en las zonas o partes que son las correctas. Ha llegado el momento, no te quedes parado.
Otra cosa es la seguridad interna: esa que no se palpa pero se sabe. Seguridad en uno mismo, fuerza mental contra adversidades, impulsos retenidos con la sapiencia que te da la vida, valentía, hasta la osadía son rasgos que todos tenemos, con más o menos aprecio. Ha llegado el momento, no te quedes parado.
Hoy he dado ese primer paso: he buscado, empezado y osado realizar una primera tanda de ejercicio físico. Simple, además soy autodidacta, no me hace falta nada, ni nadie. Unos simples estiramientos con unas cintas agarradas a la puerta. Ha llegado el momento, no me quedo parado.
En este primer día, a los pocos momentos o incluso ya acabando, no lo sé exactamente. He notado los síntomas: las tensiones entre las distintas partes de mi cuerpo. Tras tanto tiempo confinado, he gozado al notar que la tortura ha hecho su efecto. Ha llegado el momento, no me he quedado parado.
Mi media diaria anual de pasos, no es que haya caído como la bolsa. Es que no existe, no la encuentro. Hay que pensar en cuando se pueda volver: no podremos dar, más que una vuelta a la manzana de nuestro domicilio. Ni se nos ocurra realizar una excursión por la montaña, ni una simple senda. Si no quieres que eso te ocurra. Ha llegado el momento, no te quedes parado.
Espero que todos seamos iguales, aunque sé que no es así. Pero para los que piensan como yo: los que no cultivamos el culto al cuerpo, como hacían los antiguos griegos, ni somos Hércules, ni Afrodita, según sea el género de cada uno. Ha llegado el momento, no te quedes parado.
Busca, encuentra y seguro que tienes algo ya comprado en casa. Que no le has dado mucha, poca o nula utilidad, zapatillas, camisetas, short, unas pesas, unas cintas, saca del trastero la bici estática, quitadle las moléculas añejas y dadle un poco de lustro. Ha llegado el momento, no te quedes parado.
Poca vergüenza se pasa con uno mismo: me veo al espejo y estoy como siempre, ya conozco cada arruga, cada musculo, pinzamiento o dolor. Falta o sobra de pelo, kilos de más o menos, en las zonas o partes que son las correctas. Ha llegado el momento, no te quedes parado.
Otra cosa es la seguridad interna: esa que no se palpa pero se sabe. Seguridad en uno mismo, fuerza mental contra adversidades, impulsos retenidos con la sapiencia que te da la vida, valentía, hasta la osadía son rasgos que todos tenemos, con más o menos aprecio. Ha llegado el momento, no te quedes parado.
Hoy he dado ese primer paso: he buscado, empezado y osado realizar una primera tanda de ejercicio físico. Simple, además soy autodidacta, no me hace falta nada, ni nadie. Unos simples estiramientos con unas cintas agarradas a la puerta. Ha llegado el momento, no me quedo parado.
En este primer día, a los pocos momentos o incluso ya acabando, no lo sé exactamente. He notado los síntomas: las tensiones entre las distintas partes de mi cuerpo. Tras tanto tiempo confinado, he gozado al notar que la tortura ha hecho su efecto. Ha llegado el momento, no me he quedado parado.
Mi media diaria anual de pasos, no es que haya caído como la bolsa. Es que no existe, no la encuentro. Hay que pensar en cuando se pueda volver: no podremos dar, más que una vuelta a la manzana de nuestro domicilio. Ni se nos ocurra realizar una excursión por la montaña, ni una simple senda. Si no quieres que eso te ocurra. Ha llegado el momento, no te quedes parado.
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